Las oficinas son espacios de alta interacción: muchas personas entran, salen y usan los mismos equipos y superficies a lo largo del día. Esto convierte ciertos puntos en auténticos focos de gérmenes, bacterias y virus. Identificar esas zonas y aplicar buenos hábitos de limpieza puede marcar la diferencia para mantener un ambiente más saludable.
Zonas críticas y recomendaciones de limpieza
1. Teclados, ratones y estaciones de trabajo
Los escritorios, los teclados y los ratones acumulan gran cantidad de bacterias: migas, grasa de la piel, humedad y contacto frecuente facilitan su proliferación. Algunos estudios señalan que en estos dispositivos se pueden encontrar más bacterias que en superficies que pensamos más “sucias”.
Cómo limpiarlos:
- Apaga o desconecta los dispositivos antes de limpiarlos.
- Usa una toallita desinfectante de grado adecuado para equipos electrónicos, o una mezcla de alcohol isopropílico al 70 % con un paño suave y sin pelusa.
- Asegúrate de que no quede humedad residual y deja secar antes de volver a usar.
- Realiza limpieza ligera al finalizar cada jornada y una limpieza más profunda semanalmente.
2. Pomos de puertas, manijas, interruptores y botones comunes
Estas superficies están casi siempre en contacto con las manos de muchas personas: la manija de la puerta, el interruptor de la luz, los botones del ascensor. Por ello, son uno de los puntos con mayor carga microbiana en una oficina.
Cómo limpiarlos:
- Usa un desinfectante apropiado (conviridis, cloro diluido o alcohol al 70 %) compatible con el material.
- Presta especial atención a los puntos de alto contacto: pomos, barandillas, botones del microondas o máquinas de café.
- Aumenta la frecuencia de limpieza: al menos una vez al día en zonas de mucho tránsito.
- Instala carteles o recordatorios para que los usuarios limpien las manos después de usar estos objetos y antes de comer.
3. Cocinas, salas de descanso y microondas
Aunque se intenta mantener limpia, la cocina o la zona de descanso suele estar entre los ambientes más contaminados: el fregadero, las encimeras, la puerta del microondas, la manija del frigorífico, etc., pueden albergar bacterias procedentes de alimentos, humedad y uso compartido.
Cómo limpiarlos:
- Limpia las superficies de la cocina cada día al finalizar, incluyendo encimeras, fregadero y manijas.
- Desinfecta el lugar de uso común (microondas, nevera, mesas) al menos 2-3 veces por semana.
- Evita que queden restos de alimentos o líquidos en superficie; limpia derrames de inmediato.
- Asegúrate de que las toallas, esponjas o bayetas usadas para limpiar también se cambien y desinfecten regularmente, pues pueden convertirse en fuente de contaminación.
4. Teléfonos compartidos, impresoras y equipos de oficina comunes
Los teléfonos de sala de reunión, las impresoras, fotocopiadoras y otros dispositivos de uso compartido reciben numerosas manos cada hora. A menudo, esas superficies no se limpian tan seguido como deberían.
Cómo limpiarlos:
- Aplica desinfectante en botones, pantallas y carcasas de los dispositivos con uso común.
- Proporciona toallitas desinfectantes cerca de los equipos para que los usuarios hagan una pasada antes y después de usarlos.
- Fomenta entre los usuarios el hábito de lavarse o desinfectarse las manos antes y después de utilizar equipos comunes.
Buenas prácticas generales
- Promueve el lavado de manos frecuente, especialmente después de tocar superficies comunes, antes de comer o después de uso de equipos compartidos.
- Asegura buena ventilación en los espacios cerrados de la oficina: renovación de aire frecuente ayuda a reducir la concentración de gérmenes.
- Establece protocolos de limpieza claros para las zonas de mayor riesgo y capacita al personal para que los sigan.
- Considera la limpieza profunda periódica (micro-aspiración, desinfección programada) de zonas menos visibles como filtros de aire, rejillas, etc.
- Usa productos adecuados para cada tipo de superficie: madera, metal, plásticos, dispositivos electrónicos tienen requerimientos distintos.
Conclusión
Tener una oficina aparentemente limpia no significa que esté libre de gérmenes. Muchas veces los puntos de mayor contacto y uso compartido son los que acumulan mayor carga microbiana. Identificarlos y tratarlos con protocolos de limpieza adecuados no sólo mejora la higiene, sino que puede reducir ausencias por enfermedad, incrementar la productividad y generar un ambiente laboral más sano.